Razones por las que queremos a los murciélagos en nuestro ecosistema

01/11/2018 | 1 comentario
Adiós octubre y a la fiesta más terrorífica del año, pero esperamos decir hola a los murciélagos en nuestras instalaciones, para entender el por qué lee el post y conoce un poco más a estos misteriosos y fascinantes animales.
Los animales más misteriosos y tenebrosos son aquellos que salen cuando se esconde el sol y la luz se atenúa, que comienzan su actividad cuando las personas se recogen. Por este motivo, por su poca coexistencia, los hace seres desconocidos, lo que automáticamente se vinculan con el mal, la muerte y en general, asuntos turbios.
Estos días hemos visto por todas partes dibujos de las siluetas de uno de estos atemorizadores animales: los murciélagos.
Los murciélagos, técnicamente conocidos como quirópteros, constituyen el segundo grupo de mamíferos más numeroso del planeta después de los roedores. Pero también es uno de los menos conocidos, ya que muy poca gente se dedica a su estudio. Hace tiempo se pensaba que eran ratones con alas, pero hoy sabemos que evolutivamente están más cerca de los primates que de los roedores.
Los quirópteros habitan en casi todo el mundo, exceptuando las regiones polares, los océanos y las altas montañas. Existen más de 1000 especies diferentes donde la diversidad de formas, tamaños y costumbres es muy amplia. A pesar de vivir en casi todos los hábitats, es el grupo más amenazado y sensible a los cambios.
En cuanto a la dieta, la gran mayoría se alimenta de insectos, otra buena parte lo hace de frutas y polen, una pequeña porción son carnívoros y solamente 3 especies de América se alimenta de sangre. En cuanto a las 33 especies presentes en España, son mayoritariamente insectívoras.
Tienen adaptaciones evolutivas asombrosas que los hace muy especiales. Son los únicos mamíferos con capacidad de volar gracias a una serie de modificaciones como son el alargamiento de las falanges, y dedos, cola y costados unidos por una membrana de piel llamada patagio, que es muy resistente y tiene gran capacidad de cicatrización. A su vez, utilizan un sistema de percepción que se llama ecolocalización, que consiste en la emisión de ondas ultrasónicas que, al chocar con objetos, rebotan produciendo un eco, y al ser captadas de vuelta por los murciélagos, informan de la localización de los mismos. Estas señales se emiten a través de la boca o nariz y se captan a través del oído, y les ayuda a orientarse, a detectar obstáculos, a localizar presas y a relacionarse entre ellos. Aunque se dice que son ciegos, realmente pueden ver. De hecho utilizan la vista para ayudarse en la navegación, sobre todo en distancias largas, donde no alcanza la ecolocalización.
Los murciélagos tienen diferentes tipos de reproducción en función de su distribución y especie. En Galicia, durante el verano se forman las colonias de cría, las cuales pueden ser multiespecíficas. El apareamiento tiene lugar a finales de verano, después de pasar toda la estación estival alimentándose de insectos. Han desarrollado una compleja fisiología que les permite flexibilizar la gestación embrionaria en función de las condiciones meteorológicas y alimentarias. Poco después, se asientan en un refugio para pasar el invierno hibernando, ya que en la estación fría su alimento escasea. Cuando llega la primavera, dan a luz generalmente una sola cría que necesitará los cuidados de la madre.
De forma natural, según la especie, eligen unos refugios u otros. Estos pueden ser cavernícolas como cuevas, túneles, molinos, edificios; fisurícolas como grietas, tejados o fisuras; o forestales como huecos de árboles viejos, cajas nido.
Hace poco, hemos instalado en nuestras instalaciones un refugio para murciélagos, a ver si con suerte, se instala alguna especie para pasar el periodo de hibernada durante el inverno. Durante esta etapa, reducen la temperatura corporal, así como el ritmo cardíaco y respiratorio. Algunas especies hibernan en grupo, para ahorrar energía y evitar que se disipe el calor, mientras otras especies se envuelven en sus alas para el mismo fin. Además, escogen lugares húmedos para evitar la deshidratación.
A nosotros nos gusta tenerlos cerca porque conocemos sus beneficios, pero durante años, fueron animales temidos, famosos por chupar sangre, repudiados por su mala fama y responsables de la propagación de enfermedades peligrosas. Por esta razón existen numerosos mitos y leyendas de mal agüero como las que dicen que “si un murciélago entra en una casa, anuncia que alguien va a morir” o que “los murciélagos son crías de demonio o una forma de aparición de brujas”.
Antiguamente, se temía cualquier cosa que no se entendía, como son los murciélagos y todo lo que les atañe. Esto ya los vinculaba con el mal y las brujas. Además, éstas usaban brebajes, y la sangre de murciélago era uno de los ingredientes principales en las cremas y ungüentos que realizaban. Y como no podía ser menos, en Halloween aparecen representando a los vampiros, la muerte y los rituales ocultos.
Pero, hoy en día, a pesar de todos los elementos negativos que estos animales tengan asociados, lo cierto es que en la agricultura ecológica son muy bien recibidos. Se alimentan de aquellos insectos que para nuestros cultivos o incluso para nuestra salud pudieran ser perjudiciales. Se calcula que un murciélago consume en una noche 1/3 de su peso corporal.
En algunas plantaciones intensivas los están utilizando como método de control de plagas, e incluso en ciudades para mantener las poblaciones de algunos insectos, resultando ser muy efectivos.
Actualmente, las poblaciones de todas las especies de murciélagos a lo largo de todo el mundo están sufriendo un descenso de sus poblaciones por diferentes motivos. Una de las amenazas son los aerogeneradores, que a pesar de ser una energía limpia y renovable, causa un elevado índice de mortalidad. Por otra parte, la pérdida o modificación del hábitat, como por ejemplo, tapiar edificaciones antiguas o eliminar árboles viejos del monte, implica menor número de lugares de reposo. A mayores, el uso intensivo de insecticidas representa una grave amenaza para los murciélagos, porque además de reducir el número de insectos, se pueden envenenar indirectamente consumiéndolos.
Como medidas de conservación, todas las especies ibéricas están incluidas en el Libro Rojo y en el Catálogo de especies amenazadas RD 139/2011.

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